HUAQUILLAS, GRITO LITERARIO - NO ES NECESARIO MORIR PARA ESTAR MUERTO
 

HUAQUILLAS, GRITO LITERARIO
=> LA DEMOCRACIA
=> NO ES NECESARIO MORIR PARA ESTAR MUERTO
=> PINOCHO EL FARISEO
=> LA MINIMA DESTREZA SOLO DE EXISTIR
=> DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER
=> THE INTERNATIONAL WOMEN'S DAY.
Contacto
BIENVENIDO
SARCASMO CULTURAL
VIDEO DEL AUTOR
SIMBOLOS CIVICOS DE LA PROV. DE EL ORO Y HUAQUILLAS
LA SUBLIME FEMINIDAD MADURA
ARPEGIOS A CONTRALUZ
DEL INEXTINGIBLE AMOR MATERNAL
MIS ESTADISTICAS
MARTINWEB
MIS VIDEOS
DEL DELITO Y LA CULTURA
COMO CLAVO A LA MADERA
SEGUNDO PREMIO NACIONAL
DILE NO A PINOCHO AGUIRRE
GUADALUPE IZQUIERDO CHERREZ
Historia del Ecuador
Como paño de tus lagrimas
TERNURA LUCTUOSA
LA DEMOCRACIA LATINA, UN HERMOSO PAJARO SIN ALAS
NATURALEZA SOY MISMO
ESENCIAS DE MI PLUMA
AMANTE FICTICIO


NO ES NECESARIO MORIR PARA ESTAR MUERTOS

 

Lcdo. Martín Zambrano A.
 

Nadie puede desconocer, en la actualidad, las difíciles y terribles circunstancias por las que atraviesa el planeta tierra cuando sufre una indiscriminada destrucción que puede llevarlo a su extinción total, y que se originó a partir del nacimiento de la era industrial. Este pronunciado, visible, interminable, secuencial, catastrófico y premeditado periodo de destrucción es incontenible y atenta contra sus nichos ecológicos, contra su medio ambiente y, sobre todo, ha venido destruyendo –pese a las voces de alarma y peligro de la comunidad científica- a esa inmensa sombrilla estratosférica denominada CAPA DE OZONO -que daba protección eficiente y perfecta a natura entera sobre la peligrosa radiación solar-, provocándole un daño considerado, hasta hoy, como irreparable. El continuo calentamiento planetario que empieza a provocar los deshielos polares y anarquiza al clima, son los indicios visibles de una extinción anunciada.

Toda esta aterradora depredación en contra de natura se debe, más que a la incontenible explosión demográfica mundial, a la monstruosa, relativista y neoliberalista codicia de los hombres que no repara en las mortales consecuencias -para las generaciones futuras- y que trae consigo esta inmisericorde contaminación y explotación que se hace de los recursos del suelo, del subsuelo, y de los que se encuentran contenidos en los ríos, mares y océanos. Esta enloquecida devastación ha provocado, provoca y seguirá provocando la manifestación inusual de virulentos fenómenos climáticos y atmosféricos, incluso, aberrantes mutaciones en los ámbitos de la naturaleza.

Indudablemente, unos insisten en matar al planeta a nombre de un supuesto desarrollo modernista y los demás les aplaudimos como si ese acto homicida contra natura fuere un acto heroico. Y es que el meollo del problema para que estos fatales acontecimientos sigan sucediendo con absoluta libertad, o sean apenas contenidos por las corruptas vigilancias, no radica en el desconocimiento humano, sino, en la marcada indiferencia que existe en la mente sociocultural para evitar que esto siga ocurriendo.

Más, como pulsar con propiedad y acierto las fibras insensibles de una sociedad planetaria que, irónicamente, evoca y rinde un día de devoto homenaje a los que ya “descansan en paz” mientras se pasa el resto del año hundida y desesperada en insólitas contradicciones y violencias intrafamiliares, sociales, políticas, económicas, culturales, religiosas…. o, alucinada por sus exagerados complejos y pesares mundanos e intentando artificializar sus vacios existenciales en cotidianos subterfugios festivos o con absurdas liberalidades sexuales –sin descontar los usos sadomasoquistas del pandillaje y la crueldad criminal signados como estereotipos juveniles -, que terminan convirtiéndose en insufribles tipologías adictas.

El mayor problema que enfrenta la humanidad, en si misma, es el hecho de intentar orientarse hacia la ruta correcta cuando se encuentra anillada en el centro de un tumulto desenfrenado y anarquizado que transita en un escenario de millones de senderos que se bifurcan en dirección a un profundo abismo de atractivas tentaciones seculares.

El problema actual es de gravedad suma porque resulta difícil, a la misma religión, el intentar desmaterializar la esencia morfológica e ideológica de esos dioses terrenales que han logrado manipular a la mentalidad humana con la directriz morbosa de un consumismo exacerbado (moda, sexo, alcohol, droga, superstición, superchería y diversión artificial como productos de una total indiferencia moral y espiritual),

Este es el escenario real en el que vivimos y, por lo tanto, cualquiera puede reconocer que la muerte de cualquier organismo pluricelular se presume por la cesación completa de sus signos vitales; sin embargo, cuando el espíritu humano –animado por naturaleza- ha llegado a su estado más deplorable de decadencia y vaciedad, no podemos menos que pensar que no es necesario morir para estar muertos. 





32584634.gif (85076 bytes)

 



2 de noviembre del 2008
Nº de VISITANTES 10149 visitantesGRACIAS POR TU VISITA
Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis